El
Romanticismo
nace en Ecuador de la mano de la poetisa quiteña Dolores Veintimilla (1830-1857), la que exaltó
el amor, la lucha contra los prejuicios y una tristeza por amores no
correspondidos. Es célebre su poema Quejas,
muestra de la gran melancolía que la atormentaba y que la llevaría en última
instancia a suicidarse en la ciudad de Cuenca, en 1857.
Otros
poetas románticos fueron el quiteño Julio Zaldumbide
(1833-1887) y el guayaquileño Numa Pompilio Llona (1832-1907). Éste último
gozó de gran fama tanto en Ecuador como en Perú, donde se radicó un tiempo. Fue
diplomático en España,
Italia,
Colombia
y Francia,
donde llegó a conocer al mismísimo Víctor Hugo.
En
cuanto a la narrativa romántica, está el escritor ambateño Juan León
Mera (1832-1894), considerado además un clásico en la literatura
ecuatoriana e hispanohablante. Su obra maestra, Cumandá,
es también una de las primeras novelas ecuatorianas y un límpido símbolo de los
ideales del romanticismo. También escribió el Himno nacional del Ecuador y un libro de
cuentos, Novelitas ecuatorianas.
En
el género del ensayo,
Juan Montalvo
(1832-1889), es el mayor representante ecuatoriano de todos los tiempos. Sus
obras, entre las que cuentan Las
Catilinarias, Siete tratados y la novela Capítulos que se le olvidaron a
Cervantes. Fue un acérrimo detractor de Gabriel García Moreno y del dictador Ignacio de Veintimilla. De hecho, Montalvo
mismo ayudó a sacarlos del poder con sus ensayos, en los que llamaba al pueblo
a levantarse y a acabar con la dictadura. A esto se refiere una de sus frases
célebres: "Mi pluma lo mató.", en relación a García Moreno, y a Ignacio
de Veintimilla apodó como "Ignacio de la Cuchilla".
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